sábado, 3 de julio de 2010

Cuartos de final: Dos punzadas matan a la canarinha.

Johannesburgo. Cuartos de final entre Holanda y Brasil, dos de las serias candidatas al título. Sin duda una cita capaz de transmitirnos emociones fuertes, y vaya si lo hizo. El partido comenzaba con aires de grandeza, en el que los brasileños partían como favoritos. No era para menos, pues hasta ahora la selección de Dunga cuajaba un gran Mundial. La canarinha había sido sometida a una tremenda ola de críticas en torno a su estilo de juego. Atrás quedaba el archiconocido jogo bonito que había conquistado a medio mundo años atrás. Jugadores de gran técnica como Ronaldinho o Pato se quedaban a las puertas de Sudáfrica 2010. Dunga presentaba un nuevo proyecto, una nueva concepción del fútbol distinta a la mostrada hasta entonces, basada en la solidez en la zaga, y rematada con una poderosa delantera. Puede que Brasil no mostrara un juego tan vistoso como en tiempos pasados, pero es innegable el poderío de sus jugadores. Hoy era ese día, esa oportunidad para demostrar que el nuevo proyecto del seleccionador brasileño había dado sus frutos. Era el momento idóneo para silenciar a muchos... pero enfrente se encontraban los tulipanes, dirigidos perfectamente por Van Marwijk.



Una de las desventajas de ser favorito es la posible falta de tensión ante el rival. En este caso Brasil no defraudó, y empezó el partido controlando todos los factores del juego. Holanda parecía atenazada por el respeto ante la canarinha. Robinho lo confirmaría en el min 8, con un tanto anulado debido a la posición indebida de Alves. El primer aviso para los tulipanes ya estaba dado. Dos minutos después el jugador cedido por el City al Santos obtendría lo que anteriormente se le escapó por poco. Un pase de Felipe Melo que sortearía toda la defensa holandesa le permitiría plantarse enfrente del guardameta Stekelenburg, y no perdonaría.



Brasil se ponía por delante del marcador, todo parecía que iba a ser una noche fácil para la canarinha, e incluso olía a goleada. El conjunto de Van Marwijk era incapaz de adueñarse sobre el control del esférico, y salvo pequeñas aproximaciones al área de Julio César por parte del tridente ofensivo Sneijder, Robben y Van Persie (de lejos los jugadores más destacados de esta selección) no crearían peligro alguno. El marcador en el descanso reflejaba una escasa diferencia entre ambos conjuntos, que sin embargo en la práctica no era en absoluta la realidad sobre el terreno de juego. Pero el futbol a veces es caprichoso y no entiende de favoritismos. Con el inicio de la primera mitad, las internadas de Robben parecían hacerse cada vez más peligrosas. Una absurda falta cometida sobre el mismo por parte de Michel Bastos supondría el inicio de la desgracia brasileña. Un centro de Sneijder bastaba para materializar el empate de la selección holandesa. La torpe salida de Julio César y Felipe Melo hicieron lo demás.



Parecía un accidente, pero lo cierto es que el miedo se apoderó de los de Dunga, que veían como los tulipanes resurgían de la nada. Aunque la sensación todavía era de superioridad en el equipo brasileño, lo cierto es que toda la solidez mostrada hasta ahora por Brasil se derrumbó. La segunda punzada llegó con una jugada ensayada desde saque de córner. Kuyt pasaba de manera sorprendente el esférico con la cabeza hacia atrás, y permitía a Sneijder rematar a placer sobre la portería del guardameta brasileño.



A partir de ese momento, toda la estructura de Brasil se vino abajo. El peligro se había convertido primero en miedo, y posteriormente pasaría a ser impotencia. Y es que Holanda supo leer muy bien el partido, dirigida por el extremo del Bayern, que demostraba una vez más el buen estado de forma en el que se encuentra. Robben supuso las primeras dudas para una defensa que hasta ahora se había consolidado como una de las más seguras del panorama mundial. Terminó desquiciando a todo Brasil, y Felipe Melo actuó de portavoz esta vez, cometiendo una agresión desmedida sobre el jugador holandés cuando este se encontraba en el suelo, y que dejaba a su equipo con un jugador menos.



Ante estas circunstancias, el modelo colectivo y organizado de Dunga se vio reemplazado por individualidades consecutivas, con la esperanza de que una de ellas valiera el empate. Nilmar salió como revulsivo sin éxito. Brasil lo intento hasta el último momento, pero finalmente el pitido del colegiado sonó. La pentacampeona del mundo, una de las selecciones más temidas, había quedado eliminada.



Parece que Sudáfrica 2010 se ha propuesto ser el Mundial de las sorpresas. Lo cierto es que Holanda pasa a semifinales como un equipo bien organizado y con una peligrosísima delantera. Quizás la canarinha hace las maletas con la sensación de merecer más, pero el futbol, y en especial las citas mundialistas son así. Un Mundial que por cierto se ha ido calentando con el paso del tiempo, y que ahora en la fase decisiva del torneo, parece que quiere hacernos disfrutar aún más de este maravilloso deporte. Esperemos que la actuación de España ayude a ello. El tiempo dirá.

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