miércoles, 30 de junio de 2010

Octavos de final: La maravilla que tumbó a Portugal

El mundo entero se despertaba hoy con una esperanzadora noticia. El pase de España a cuartos de final en el Mundial de Sudáfrica. El golpe de timón de un equipo que ha dejado atrás su aburrida imagen, afianzada en el toque incansable, para alcanzar las estrellas. Pero sobre todo, la inspiración de un delantero que no se cansa de otorgar éxitos a su país. De un delantero que únicamente está a tres goles de ser el máximo goleador castellano de la historia. De un delantero que en el campo se transforma en despiadado asesino, en un goleador nato. De David Villa. Al grito de '¡MaraVilla!" amanecían todos los diarios españoles, atribuyendo la gesta española al flamante fichaje del Barcelona. Y razón no les faltaba. Pero la prensa se olvidaba de algo. De la proeza alcanzada por un bloque unido, que a base de fuerza ha superado todos sus complejos, se ha superpuesto a sus problemas y se ha alzado cómo uno de los combinados más temibles a escala intercontinental. Sin dejarse influír por la prepotencia destilada por los medios de comunicación, que daban el trofeo por supueso desde sus comienzos, los jugadores de Del Bosque han ido paso por paso, vigilando cada incógnita surgida desde aquel insólito tropiezo ante Suiza, motivado casi con toda seguridad por las impropias adulaciones de los periodistas, que no son otros que, curiosamente, quienes especulaban con el Triplete del Real Madrid la pasada campaña. Un poco de humildad no les vendría nada mal. Y si no la quieren, por lo menos que no se la nieguen a quiénes la necesitan. Y más, en momentos cómo este. En la Copa del Mundo. Sus manipuladoras campañas a favor de la titularidad de Casillas o Xabi Alonso han dado sus frutos, pero a buen recaudo que no lo harán sus tretas para acrecentar la autoestima de nuestros chicos. Porque el bloque, forjado a base de humildad e insistencia, está totalmente engranado, y únicamente le falta entonar su dinamismo para volver a fascinar.


Portugal dio buena cuenta de ello. Los chicos de Queiroz contribuyeron al rodaje definitivo de un equipo que está comenzando a dejar de notar la baja de Silva. El trabajo de Busquets es tan encomiable cómo el instinto de Villa o las aptitudes de Iniesta. Y si a ello se une la resurreción del alma mater del equipo, Xavi Hernández, la perfección del brevaje es letal para cualquiera. En esta ocasión, le tocó a Cristiano y a los suyos, relanzados paradójicamente por los mass media portugueses. Llegaban creciditos, muy creciditos, tras haber goleado a Corea del Norte, empatado con Brasil y dejado en la cuneta a Costa de Marfil en la fase de grupos. Les tocó aprender la lección. Pensaban que, jugándo a la contra, racaneando y desvirtuando, iban a llevarse algo positivo. Aunque únicamente el gran trabajo de su meta Eduardo, que dicho sea de paso recibió de España el primer y solitario tanto que encajaría en toda la competición, evitó un bochorno de libro. Parapetados atrás, los chavales de Queiroz aguardaba un fallo español para salir al contragolpe, sirviéndose para ello de truculentas acciones y faltas innecesarias. No buscaban el balón. Ni tampoco un juego ofensivo. Como llevaban haciendo todo el Mundial. Pero contra los nuestros, eso no vale. Dueña y señora del juego, y con Xavi e Iniesta haciendo de las suyas, la gloria española era cuestión de minutos. Y llegó tras una genial combinación a los 62' de juego, en un premio a la insistencia. El fusil de Villa superó el ímpetu de Eduardo tras un rechace. Justo cuando más lo necesitaba España.



A partir de entonces, el partido se ennegreció. España prefirió comedirse y reservar, y el ataque, salvo puntuales virguerías de Fernando Llorente, se acotó. Portugal se descolocó y empeoró aún más, si cabe. Con Cristiano seco y absortos de ideas, se dedicaron a mirar el reloj, con una impotente expulsión de Ricardo Costa de por medio. El silbato de Héctor Baldassi decretó el resurgir de un prodigio. De un sueño inspirado en la más profunda superación. Del resurgir de una maravilla conformada por todos nuestros valientes. Tiembla Paraguay. Arrogancia aparte.

Octavos de final: Brasil 3-0 Chile. La 'Canarinha' se exhibe ante Chile

Brasil ya está en cuartos. La pentacampeona no cesa en su imparable camino hacia la reconquista de la Copa del Mundo, y sigue cumpliendo con las expectativas que indican que debe hacer grandes cosas en este invierno sudafricano. Su juego, aunque lejos de aquel jogo bonito de antaño, mejora constantemente conforme avanza la competición. Tras Corea del Norte, Costa de Marfil y el trámite ante Portugal, esta vez la víctima fueron los chilenos del ‘Loco’ Bielsa, una de las gratas sorpresas de la cita, que se habían plantado en octavos con seis puntos y un juego alegre y vistoso que a punto estuvo de meter en problemas al combinado español el pasado día 25.
Pero ante Brasil, y en unos octavos de final de un Mundial, las cosas cambian. Es otra historia. Ahí es donde comienza el torneo para la Canarinha, que se encuentra en su salsa en esta clase de partidos. Y más aún con el nuevo modelo de Dunga que, aunque criticado, es de una efectividad enorme.
Los brasileños salieron al campo muy intensos en defensa pero tranquilos, esperando a que llegase su oportunidad. Chile, al igual que frente a España, trató de tomar la iniciativa en esos primeros minutos de juego, pero con una gran diferencia a su favor: esta vez en punta se encontraba el peligroso Chupete Suazo, ya recuperado de su lesión, lo que añadía es pizca de presencia en ataque que le había faltado a los de Bielsa hasta entonces. Sin embargo, Brasil se mantuvo fiel a su nuevo estilo, agazapándose en los primeros compases del partido cerrando bien sus líneas en el centro del campo. Los chilenos no lograban penetrar en el sólido entramado defensivo brasileño y, pasado el primer cuarto de hora de juego, los de Dunga comenzaron a cambiar de actitud, buscando algo más la portería rival aunque sin demasiado peligro. El partido entonces ya empezaba a inclinarse hacia el lado que le gusta a la nueva Seleçao. Chile no tenia soluciones ante la presión brasileña, y Suazo se encontraba demasiado solo arriba como para poder crear el más mínimo peligro entre la sólida defensa comandada por Lucio.
Así, Brasil fue adelantando poco a poco sus líneas, aunque cediendo todavía la posesión de balón a los chilenos, esperando una contra mortal que encarrilara el partido. Las jugadas de peligro comenzaban a llegar, y en una de éstas, un córner botado de manera excepcional por Maicon, Juan anotó el primer gol del partido con un cabezazo inapelable que enmudeció el estadio por un momento.
La pentacampeona, sin hacer nada del otro mundo y con insultante facilidad, se adelantaba en el marcador, algo que resulta muchas veces clave en estos encuentros. Y así ocurrió.
Bielsa trataba de animar a sus jugadores, hundidos ante el gol brasileño, pero no sirvió de mucho. La Canarinha, crecida, es un martillo cuando está por encima, y apenas tres minutos después llegó el segundo, una contra de manual dirigida por Robinho y culminada por Luis Fabiano, que encarrilaba el pase a la siguiente ronda. Los chilenos observaban, atónitos, como el partido y el torneo se les escapaban de las manos sin poder hacer nada por evitarlo. Ni el genial Bielsa encontraba soluciones con las que intentar dar la vuelta al partido. Es lo que tiene la nueva Selección brasileña, un conjunto extremadamente efectivo y constante, muy difícil de batir y capaz de resolver un partido en dos contraataques.
Así, sin desplegar un juego excesivamente brillante o atractivo, los de Dunga se retiraban a los vestuarios con un 2-0 que dejaba los cuartos prácticamente a tiro.
Mientras tanto, los chilenos, dominadores del partido, veían abrumados como su sueño se esfumaba sin apenas darse cuenta.
El ‘Loco’ realizó cambios ofensivos para tratar de mejorar el equipo y cambiarle la cara al partido, manteniendo en el campo al desaparecido Suazo e introduciendo al incisivo Valdivia y al peligroso Paredes. Chile mostró entonces su cara más directa, con Sánchez y el mencionado Valdivia muy activos arriba. Pero la seguridad de Lucio y Juan (con la inestimable ayuda del rejuvenecido Gilberto Silva) y los reflejos de Julio César, el mejor portero del campeonato, permitieron a Brasil completar el trámite de los segundos cuarenta y cinco minutos sin mayores problemas.
Además, y como no podía ser de otra manera, cuando más ‘achuchaba’ Chile, Robinho, Kakà y compañía se encargaron de ‘matar’ definitivamente el partido con otra contra de libro que finalizó el díscolo ex jugador del Madrid, una de las grandes estrellas del torneo.
Así pues, 3-0 ante un equipo, el chileno, que, a pesar del resultado, se despide del torneo con la cabeza alta y la sensación de poder haber hecho algo más. Pero enfrente tenia a la apisonadora de Dunga, un equipo temible que ya se ha convertido en el máximo favorito a ganar el Mundial y que espera a Holanda en el que será, con permiso del Argentina – Alemania, el gran partido de cuartos de final. No se lo pueden perder.

Octavos de final: Holanda 2-1 Eslovaquia: Robben aniquila el sueño eslovaco






Qué cosas tiene el fútbol. Hace apenas unos días, Eslovaquia, en su primera participación en un Mundial, se erigía como octavofinalista al derotar a la todavía campeona del mundo, la Italia de Lippi, y se exhibía cómo un combinado muy a tener en cuenta, con serias opciones para ser la gran revelación mundialista. El talento, el coraje, y las ganas de hombres cómo Vittek, Kopunek, Hamsik, Jendrisek, Kucka o Skrtel daban pie a ello. El optimismo era evidente.



En cambio, en sólo unas horas las circunstancias han cambiado radicalmente. Los pupilos de Vladimir Weiss han visto cómo su idílico sueño se tornaba en triste pesadilla. El éxito se esfumaba, el deseo se perdía. 288 minutos después, la mágica zurda de Arjen Robben acometía el principio del fin del anhelo eslovaco. Y con ello, el fin de su fuerza, de su garra, de su instinto. Eslovaquia se borró del terreno de juego y únicamente la gran labor del meta Mucha, llamado a ser una de las sensaciones mundialistas, pudo impedir un resultado más holgado. La simpatía despertada a base de su tenaz desparpajo y su continuado esfuerzo no parecía ser suficiente para arredrar a una Holanda que, sin hacer mucho, se hizo con el control del choque.



Así se llegó al tramo final del partido, con un combinado balcánico impotente y extenuado, incapaz de encontrar un mínimo resquicio de positivismo. Hamsik estaba apagado, Vittek, fallón, y la entrada de Kopunek no parecía para nada oxigenar un mínimo a una selección a la que se le agotaba el crédito. Entonces, a falta de un cuarto de hora para la conclusión del juego, los chavales de Weiss comenzaron a concienciarse de la situación, a cerciorarse de que, de seguir así, sería el fin de su periplo mundialista. Por ello, y haciendo valer su impecable perseverancia, se lanzaron al asalto de la meta de Stekelenburg. Pero había otro invitado sorpresa. El factor maldito, plasmado en esos fatídicos nervios que aparecen cuando menos se desean. Jugaron su terco papel, emponzoñaron por partida doble a un Vittek resignado a ver los cuartos por televisión, y terminaron por ultrajar el papelón de Mucha en la competición en la jugada que originaba el 2-0 a falta de cinco minutos para el final. Sneijder, sirviéndose de la pillería de Kuyt ante la fatal salida del arquero, fue en encargado de apuntillar una no del todo justa penitencia balcánica, iniciada por las fantásticas delicias de Arjen Robben, todo un lujo si los quirófanos lo permiten. Un penalty cometido por Stekelenburg sobre Jakubko ya en el descuento permitió curiósamente a Vittek resarcirse de sus yerros y anotar su cuarto gol en otros tantos partidos. Pero de nada servía ya. Sobre el césped, el comprensible desconsuelo eslovaco contrastaba con el jolgorio nederlandés. Los pupilos de Van Marwijk volvían a verse en unos Cuartos de final del máximo torneo intercontinental doce años después. En aquella ocasión, en el Velódromo de Marsella francés, los Cocú, Bergkamp, Kluivert y compañía cayeron en semifinales desde los detestables once metros ante Brasil, su rival precisamente en la próxima ronda. Más leña al fuego. ¿Quién dijo que el Mundial era aburrido?

martes, 29 de junio de 2010

Octavos de final; Ghana 2-1 EE.UU: Dios guía a los hijos de África.

Un pequeño país, entre la multitud africana, situado en la zona occidental de África, en la costa atlántica, uno más del montón, con una bandera que parece la copia de muchas otras vecinas, con hambre y pobreza a la orden del día, como todos los demás, es ahora el espejo en el que se mira toda África. Ghana traspasa fronteras, y su fútbol une a millones de africanos. En 'su' Mundial, el que debía romper las distancias entre desarrollo y subdesarrollo en todos los sentidos de ésta rica palabra, África, tras un inicio desolador, ha encontrado un motivo al que agarrarse para disfrutar, en muchos casos, para seguir adelanNegritate, para vivir.

La trascendencia que está adquiriendo el periplo ghanés por el Mundial 2010 supera las barreras futbolísticas. En las 'Estrellas Negras' han encontrado millones de niños que día a día sufren por padecer hambre un modelo a seguir que, aunque gane o pierda no les va a sacar e su miseria y penurias, sí les va a dar una motivación más, probablemente la única que encuentren en mucho tiempo, para seguir luchando, porque, quién sabe, quizás algún día puedan ser ellos quienes hagan enorgullecerse a toda África de su equipo, de su continente.

Frente al sentimiento de todo un continente, la furia incontenible del 'sueño americano'. El 'soccer' ha empezado a despertar el interés de la población estadounidense desde la pasada Copa Confederaciones, donde los yanquis rozaron el triunfo final y dejaron en el camino a la gran favorita, España. Después de aquello, en el país norteamericano ya no todo es el fútbol americano y básket. Una gran parte de su inmensa población ha centrado sus miras en el otro fútbol, ese que habían olvidado desde hace tantos años, al que prestaban atención únicamente en citas aisladas, como el Mundial que organizaron en 1994, o el sorprendente rendimiento de la selección yanqui en 2002, donde rozaron las semifinales. Pero mas allá de estos eventos ocasionales, el fútbol era un deporte minoritario en los Estados Unidos. Nunca habían salido futbolistas ni siquiera interesantes en el país norteamericano, pues tampoco se habían profundizado en materia, porque queda claro que en un país con las dimensiones y las posibilidades estadounidenses siempre hay gente para todo. Sin embargo, con la llegada del nuevo siglo, nuevos talentos han visto la luz, encabezados por uno de los pioneros, Claudio Reyna, y que ahora encuentran su máximo exponente en los líderes de la selección yanqui, como Landon Donovan o Clint Dempsey, o que en un futuro puedan constituir una referencia a nivel mundial, como Freddy Adu. Buen ejemplo de la dimensión que ha alcanzado el 'soccer' en los Estados Unidos es el seguimiento tan intensivo que están llevando a cabo de la cita mundialista personalidades del país como Bill Clinton o el actual presidente, Barack Obama.

Así, ante estas perspectivas en cada bando se presentaba el segundo choque de octavos de final, el cual dilucidaría cuál sería el rival de Uruguay en la siguiente ronda. Poco tardó la selección africana en mostrar sus intenciones tras el pitido inicial, pues los pupilos de Rajevac se adueñaron del control del balón y maniataron por completo a unos Estados Unidos que no podía hacer otra cosa más que correr tras un esférico que movían con gran maestría los mediocentros ghaneses, especialmente los zurdos Annan, Asamoah y Ayew. Curiosamente, fue el mediocentro más destructivo y defensivo ghanés, Kevin Prince Boateng, el que, en una magistral arrancada llena de vigor y potencia, abrió el marcador batiendo por bajo a
Howard
. Ésta sería la tónica de toda la primera mitad, en la que incluso alguna en internada de Ayew los ghaneses pudieron agrandar el marcador, mientras el técnico estadounidense buscaba soluciones a sus males cambiando piezas, sustituyendo cuando apenas habían transcurrido treinta minutos de juego a un gris Clark por Edu, con la esperanza de, al menos, frenar el vendaval africano. Y lo consiguió. Los norteamericanos consiguieron alcanzar el descanso con sólo un gol en contra, y tras el intervalo, todo cambió.
Los hombres de Bradley saltaron al césped mucho más centrados que en la primera mitad, y pronto forzaron a una selección ghanesa mucho menos disciplinada a encerrarse, primero en su campo, después cercando el área. Pronto el control estadounidense se tradujo en oportunidades de gol, que sofocaba como buenamente podía la zaga africana. También tuvo que lucirse el meta de las 'Estrellas Negras', Kingson, para evitar males mayores. Tanto fue el cántaro a la fuente, que se rompió, en forma de penalti que transformó sobriamente Donovan. Empate y tregua. Ambos equipos parecieron conformarse con el botín obtenido durante los noventa minutos de juego y firmaron acudir a la prórroga. No obstante, la impresión dada por los estadounidenses había sido mucho mejor que la ofrecida por los ghaneses en la segunda parte, pues parecieron un equipo cansado y desmotivado.
Apenas bastaron cinco minutos de descanso antes del inicio de la prórroga para que Ghana se lavase la cara y volviese a mostrarse como un equipo temible y directo, tal cual lo fue en la
primera parte. Los hombres de Rajevac salieron como perros de presa, y cuando apenas se había asentado el conjunto estadounidense sobre el terreno de juego, la astucia y calidad de Gyan volvieron a declinar la balanza del lado africano. Balanza que ya no se movió. El golpe fue una losa demasiado pesada para el combinado nacional estadounidense que no pudieron levantar, y Ghana se limitó a esperar a que el colegiado señalase el final de la contienda y por consiguiente su pase a los cuartos de final. El pase de toda África. El pase de un sueño. Dios está con las 'Estrellas Negras'.

octavos de final: Argentina 3-1 México. Dos errores hunden a los aztecas.



Han comenzado los octavos de final. Ya no hay marcha atrás, ahora los seleccionadores, jugadores y aficionados de sus respectivos países se lo jugarán todo a un sólo partido. Ya no vale mirar hacia delante, pensar en oportunidades para enmendar los posibles errores surgidos, buscar excusas....de ahora en adelante, el que pierde hace las maletas para ver desde su casa el camino de los demás hacia la gloria.


Así es el fútbol, un deporte que mueve pasiones. Un fenómeno que abarca mucho más que una simple victoria o derrota. A veces incluso aparece en él la poderosa figura del destino, del azar o suerte, otorgando la victoria en algunas ocasiones a aquellos que hicieron todo lo posible para conseguirla. Otras veces a la inversa, siendo injusto. Pero hay ciertos elementos mucho más temidos en el mundo del balompié: Los árbitros.




Y es que pueden llegar a ser mortales para un equipo, con sus decisiones a menudo incoherentes. Esto es inevitable, pues todo el mundo tiene derecho a cometer errores....el problema surge cuando dichos errores son suficientes para influir sobre el resultado de un partido, disputado por dos selecciones que se lo juegan todo en esa cita.


La segunda jornada de octavos de final suponía para muchos mexicanos y argentinos como el comienzo de su verdadero mundial. México se enfrentaba a Argentina con cierto aire de revancha, tras ser eliminados por los mismos en Alemania 2006.


Lo cierto es que el conjunto dirigido por Javier Aguirre salió al campo con agresividad y buen juego, situándose la balanza muy equilibrada. La movilidad del esférico incluso recaía en los aztecas."Chicharito" Hernández llegaría a crear una ocasión de peligro que ensalzó las grandes dudas surgidas en torno a la zaga albiceleste. Carlos Salcido estrelló un balón en el larguero a los 8 minutos y Andrés Guardado rozó el palo derecho de Romero al siguiente.

Pero los de Maradona pronto se adelantarían con una jugada de picardía por parte de Tévez. Una precipitada salida de Pérez bajo palos facilitaba un rechace hacia Messi, y este a su vez ponía el balón en bandeja para ser cabezeado por el Apache en fuera de juego. El tanto subió al marcador, ante la indignación de los mexicanos, que fueron inmediatamente a reclamar la decisión del juez de línea. La jugada se pudo ver repetida incluso en los videomarcadores instalados en el estadio, pero aún así Argentina se adelantaba 1-0. La actuación del colegiado encargado de arbitrar el Alemania-Inglaterra parecía planear sobre Johannesburgo de nuevo.


Minutos más tarde, un error garrafal de Ricardo Osorio a escasos metros del área terminaría por hundir a los de Aguirre. El “pipita” Higuaín aprovechaba su pase errado para recortar a Pérez con calidad y anotarse el segundo tanto para Argentina.



Los sentimientos de todos los mexicanos se podían recopilar en la expresión de su seleccionador, atónito antes dos errores inesperados, uno arbitral y el otro causado tal vez por las circunstancias, pero definitivamente hiriente que suponían para la “tri” un reto prácticamente imposible. Evidentemente se antojaba improbable una remontada ante los favoritos, pero quedaba tiempo y en el fútbol la esperanza es lo último que se pierde.

Se podría decir las protestas y verse abajo en el marcador sacaron a México del partido. Márquez vio una amarilla y el equipo, hasta ese momento bien plantado en el campo, se desdibujó.


La salida de Pablo Barrera por Adolfo Bautista en el descanso dio más profundidad al juego de los aztecas, dando trabajo a la zaga albiceleste. Las llegadas cada vez más peligrosas de México suponían todavía un atisbo al que agarrarse, pero la falta de puntería fue fundamental para el golpe definitivo.

Tévez, que esta realizando un espléndido Mundial, volvía a actuar como verdugo, y tras revolverse en la medular del área, dirigió un tremendo zapatazo hacia la escuadra.

Argentina había terminado de derribar a su rival, y se veía en cuartos sonando fuerte, como una de las grandes candidatas a llevarse la copa del mundo gracias a su poderío en la delantera.


Un último empujón por parte de “Chicarrito” Hernández permitía establecer el gol de la honra para México, y la amargura sugerida por los errores al principio del encuentro. Probablemente si no se hubiesen dado esas circunstancias hubiese sido un partido mucho más disputado. Debates aparte, lo cierto es que Argentina ha logrado superar todos los partidos disputados hasta ahora con gran eficiencia. Veremos si ante Alemania logran confirmarlo, pero lo que está claro es que la venganza de México tendrá que esperar.






lunes, 28 de junio de 2010

Octavos de final; Alemania 4-1 Inglaterra: Larrionda empaña la venganza alemana

El espectáculo estaba servido en el Free State Stadium de Bloemfontein. Los Octavos de final seguían su curso de la forma más carismática posible: con el duelo europeo entre la tenaz Inglaterra y la potente Alemania. La emoción y expectación previas al partido eran máximas. Y no era para menos, pues en Alemania todavía resopla aquella funesta final del Mundial de Inglaterra 1966 en la que un gol incorrectamente validado al legendario Geoff Hurst, entonces delantero del West Ham, sobre el césped de Wembley, otorgaría la sabrosa gloria a los británicos.

Con ese aliciente extra arrancaba un partido de lo más prometedor, aunque ligeramente basculado desde el inicio al bando germano, por su dinamismo, entrega y perseverancia, exhibido con creces en la primera fase y contrastante con la racanez defensiva del juego inculcado por Capello a los pross. En las retinas de los aficionados, aquel estudiado tanto de Hurst apuntaba con lupa al colectivo arbitral, comandado por el uruguayo Jorge Larrionda.


Circunstancias de la vida, el caprichoso destino quiso que el encuentro, por un instante, fuese reminiscente de aquella final. Ocurrió cuando el partido deambulaba por el minuto 38 de juego. 2-1 en el luninoso para los teutones. Inglaterra totalmente volcada tras haber acortado distancias sólo un minuto antes. Entonces, un ostentoso disparo de la estrella del Chelsea Frank Lampard desde la frontal se introducía en la meta de Neuer tras golpear en el larguero. El esférico rebasó la portería por medio metro. El medio metro de la discordia. El medio metro que será recordado por siempre. Larrionda no decretó gol, no vio el balón entrar, al igual que sus asistentes. El desconcierto era descomunal, y un pensamiento generalizado comenzaba a brotar en los seguidores ingleses: el desquite alemán por lo ocurrido en Wembley, con el árbitro cómo protagonista especial.


Aunque una cosa no quita la otra. La desmoralización de los de Capello era más que entendible, mas no hubiese sido justo un empate en esos momentos. Desde el primer instante, Löw sabía que la única manera de aplastar la línea defensiva inglesa era haciendo gala de ese contragolpe del que tanto saben los Özil, Podolski o Klose. Aunque en primera instancia, le sobraron sus ideas. Un saque en largo de Neuer a los 20 minutos del pitido inicial propició un fallo colectivo en la zaga del que se aprovechó Klose para superar a Calamity James, último escollo en el sórdido y cegado orgullo de Capello ante una realidad llamada Almunia. Fue después de ello cuando, ante la turbación inglesa, los pupilos alemanes llevaron a la perfección la máxima de su míster, y sirviéndose de fieras contras, terminaron por azotar de nuevo a la media hora con una jugada de libro remachada por Podolski que a buen recaudo estará entre las mejores del Mundial. El dominio germano era evidente. En las retorcidas cabezas de Khedira, Özil y Schweinsteiger surgían multitud de inventos trabajados a las mil maravillas. En cambio, la cabeza que funcionó fue otra, la del central Matthew Upson, que hacía el sueño británico más factible dentro de su escasa posibilidad. Hasta ese momento. Hasta el momento en el que Larrionda quiso erigirse cómo juez involuntario (o voluntario) del partido. Así es el fútbol.


Porque a partir de ese momento todo cambió. Inglaterra perdió toda su motivación, toda su ilusión, quebrantada constantemente por los insulsos y conservadores esquemas de Capello. Y Alemania se creció, se cubrió de aires de revancha por el éxito arrebatado. Quería más, quería vencer, machacar y humillar a la pross. Ante tanto deseo y la abatida indisposición inglesa, la sentencia estaba al caer. Lo hizo personificada en un tanque de casi metro noventa de alto y de solo 20 años, Thömas Muller, en sendos y labrados contraataques en los minutos 67 y 70. La renta pudo de sobra haber sido mayor, pero los de Löw terminaron por comedirse. Schweinteiger, Klose, Podolski, Özil, Marin, Khedira, Lahm, Muller. Dan miedo. Mucho miedo. Ahora les espera Argentina. Titánicas noticias para un Mundial que poco a poco se va entonando.

Octavos de final; Uruguay 2-1 Corea del Sur: Los herederos del Príncipe.

Y veinte años después, Uruguay volvió a soñar. Dos décadas es mucho tiempo en el ostracismo para una de las selecciones históricas del fútbol mundial, para la primera campeona del mundo. Ni comparecieron en la última cita mundialista, y apenas se notó su presencia en Corea y Japón. Anteriormente, tenemos que remontarnos a los tiempos del 'Príncipe'. La última vez que la selección 'charrúa' ofreció un nivel competitivo lo hizo de la mano del gran Enzo Francescoli, el ídolo de grandes genios modernos como Zinedine Zidane, a finales de la década de los 80. Desde entonces, en el país sudamericano, fanáticos del deporte rey, una verdadera religión allí, se ha vivido un preocupante período de decadencia tanto a nivel de selección como de clubes (buena prueba de ellos es que el último campeón uruguayo de la Copa Libertadores fue el Nacional en 1988) que ha provocado la pérdida de categoría del fútbol charrúa, que bajó hasta un segundo peldaño en la América Latina, por debajo de Argentina y Brasil.


Sin embargo, una nueva generación de futbolistas uruguayos ha explotado, haciendo olvidar a la decepcionante hornada anterior, muy prometedora en sus comienzos pero un fracaso en su madurez, conformada por algunos proyectos de estrella frustrados como Recoba, Regueiro o Diogo. El gran referente de esta nueva generación no es otro que Diego Forlán, reconocido a nivel mundial como uno de los mejores arietes del planeta, icono uruguayo, que encara la recta final de su prolífica carrera deportiva después de haberse proclamado en dos ocasiones máximo artillero del fútbol europeo, una de ellas con el Villarreal, donde ha sido semifinalista de Liga de Campeones, y otra en el Atlético de Madrid, con el que ha conquistado la UEFA Europa League. Como se puede observar, una trayectoria impecable, adornada además por su paso por el Manchester United, con más pena que gloria, eso sí. El único punto negro en la trayectoria de Forlán han sido sus continuados fracasos con la selección nacional. Y es que en los últimos años 'la celeste' tampoco ha carburado ni siquiera contando en sus filas con un delantero como él, sumando batacazo tras batacazo en sus citas internacionales. Pero ahora, Diego parece haber encontrado al socio ideal en un chico menudo de veintitrés años que ha deslumbrado en la Eredivisie en las filas del Ajax. Luis Suárez, surgido de la fecunda cantera del Nacional, ha maravillado en Holanda desde que tomase tierra hace más de tres años, y, con su habitual sagacidad, Tabárez le ha mimado concienzudamente en los meses previos al Mundial para hacer de él una pieza básica en el esquema charrúa y un complemento para Forlán, urgido desde hacía tiempo de un compañero de andanzas en la delantera. El trabajo del seleccionador uruguayo ha tenido recompensa y ahora Suárez ha estallado en plena cita mundialista, dando lo mejor de sí mismo y haciendo que toda la selección celeste lo dé.

Buena prueba de ello ha sido el choque de octavos de final que ha medido las fuerzas de los sudamericanos y de uno de los dos supervivientes asiáticos, Corea del Sur. Era el momento de calibrar verdaderamente el nivel del combinado nacional uruguayo, que rayó a un altísimo nivel durante la fase de grupos, pero que no se había confirmado hasta entonces como un conjunto resolutivo en citas de eliminación directa. Pero si que lo fue. Pese a un inicio irregular del encuentro, en el que los coreanos estuvieron cerca de abrir el marcador merced a un magistral libre directo botado por Park-Chu Young que se estrelló en la madera, los charrúas consiguieron estabilizar el ritmo del partido a su interés, confiando en la inspiración de su tridente ofensivo, Suárez, Forlán y Cavani. No tardó en llegar, pues cuando apenas se habían disputado ocho minutos de partido, Luis Suárez remató en el segundo palo un gran centro de Forlán desde la derecha que no acertó a atajar Jung-Sung Ryong. A pesar del gol, los asiáticos se repusieron y comenzaron a encerrar a la selección celeste, que se sustentaba gracias a la seguridad de su capitán Lugano y su compañero de zaga Godín, muy contundentes en el corte en cada acometida de los coreanos. Los dos flancos mayores de peligro los constituyeron, durante toda la primera mitad, los dos laterales, Cha-Du Ri y Lee-Young Pyo, que se prodigaron en ataque con gran frecuencia aunque sin suerte.

Tras la reanudación, el balón siguió siendo coreano, y las ocasiones, también. Sólo el desacierto de la selección oriental hizo que Uruguay mantuviese su ventaja durante el primer cuarto de hora. Finalmente, el tanto del empate llegó, probablemente, en una de las jugadas con menos peligro y elaboración de Corea, tras un centro al área mal despejado por la zaga sudamericana que aprovechó Lee-Chung Yong para cabecear a las mallas ante la salida defectuosa de Muslera. Corea había empatado con todo merecimiento y quedaban veinte minutos para empezar de nuevo, con el encuentro igualado. No obstante, Uruguay siguió sin reaccionar tras el tanto recibido y Corea volvió a tomar la iniciativa, amenazando con remontar el encuentro en el tiempo restante. Pero cuando más arreciaba la tormenta sobre los charrúas, apareció Luis Suárez, a la salida de un córner, para fabricar una obra maestra de disparo que se coló pegando en la cepa del poste largo de Jung-Sung Ryong a falta de apenas diez minutos para la conclusión. Corea no pudo digerir el golpe y pululó por el terreno de juego sin rumbo fijo hasta el final, aunque tuvo también su oportunidad, que no aprovechó Lee-Dong Gook ante Muslera con un disparo muy deficiente. Ahí se acabó el encuentro.

Así, con este 2-1, el combinado nacional de Uruguay regresa a unos cuartos de final de la Copa del Mundo cuarenta años después, donde se verá las caras con la gran revelación del torneo, Ghana. Uruguay volverá a rememorar viejos tiempos.



sábado, 26 de junio de 2010

Es la hora de los más fuertes

Terminada la fase de grupos, los dieciseis equipos supervivientes se verán ante un gran desafío, un nuevo escollo hacia la mágica gloria, superar los Octavos de final, a los que el Mundial ha llegado tras una soprendente primera fase, que ha dejado patente la superioridad de selecciones como Holanda o Argentina, la capacidad para superponerse a los problemas de Alemania o España, la casta y tenacidad uruguaya, brasileña o estadounidense, las ganas de Japón, Ghana o Paraguay o el desparpajo de Chile o Eslovaquia, además de las impactantes aunque merecidas eliminaciones de las Italia, Francia, Dinamarca o Camerún, a las que se han unido otras más entendibles cómo la de la anfitriona Sudáfrica, o la de combinados tan perseverantes como pueden ser Serbia o Costa de Marfil, encuadrada en el grupo de Brasil o Portugal. Así, los primeros compases de la competición han clarificado el dominio del fútbol sudamericano y americano sobre el resto, con seis combinados de los siete participantes clasificados (sólo Honduras se ha quedado en el camino), además de la decadencia de ciertas potencias europea, cómo las anteriormente mencionadas Italia o Francia, además de la Inglaterra de Capello, clasificada con un juego rácano y funesto (que está de moda en el Mundial, por cierto) en el último suspiro, el alucinante coraje asiático, con Japón y Korea del Sur como firmes candidatas a dar la campanada, o el fracaso de los países africanos, cuya participación en Octavos se ha reducido al combinado ghanés.





De este modo, los encuentros pertenecientes a la siguiente fase del Mundial con el respectivo pronóstico de nuestros expertos y que podrán seguir al máximo detalle desde aquí son los siguientes:




Sábado 26, 16:00: URUGUAY - COREA DEL SUR // PRONÓSTICO (1 X 2): 1

Sábado 26, 20:00: ESTADOS UNIDOS - GHANA // PRONÓSTICO: 1

Domingo 27, 16:00: ALEMANIA - INGLATERRA // PRONÓSTICO: 1

Domingo 27, 20:30: ARGENTINA - MÉXICO // PRONÓSTICO: 1

Lunes 28, 16:00: HOLANDA - ESLOVAQUIA // PRONÓSTICO: 1

Lunes 28, 20:00: BRASIL - CHILE // PRONÓSTICO: 2

Martes 29, 16:00: PARAGUAY - JAPÓN // PRONÓSTICO: 2

Martes 29, 20:00: ESPAÑA - PORTUGAL // PRONÓSTICO: 1



Por último, destacar que en Cuartos de final se medirán los vencedores de los partidos disputados en el mismo día, es decir, el vencedor del Uruguay - Corea del Sur lo hará con el del Estados Unidos - Ghana, y así sucesivamente. Pero esa ya es otra historia. Ahora toca disfrutar.

miércoles, 23 de junio de 2010

UNA X UNA: GRUPO D: Los socceroos buscan dar la sorpresa



Ser una de las selecciones más desconocidas del panorama futbolístico tiene sus ventajas. Australia bien pudo comprobarlo en Alemania 2006. El mundo entero quedó asombrado ante el buen papel de los socceroos en el mundial logrando su pase a octavos, y cayendo ante la mismísima Italia con la mínima diferencia que supone un penalti pitado en contra. Cuatro años más tarde, Australia tendrá la oportunidad de resarcirse con su presencia en Sudáfrica 2010. Desde luego, no lo tendrá fácil habiendo caído en un grupo tan fuerte (las otras selecciones de Alemania, Serbia y Ghana también tienen mucho que decir). De cuatro luchadores sólo saldrán dos ganadores...ciertamente la batalla se nos antoja interesante...


¿Cómo llega?


La selección australiana llega con las pilas cargadas, con la esperanza de al menos repetir la gesta que consiguió cuatro años atrás. Aunque el sorteo no les haya sido favorable, tienen muchos puntos a favor. Y es que los socceroos ahora son mucho más competitivos. De hecho, una de las primeras consecuencias que tuvo su extraordinaria labor en 2006 fue la de cambiar la confederación. Los australianos prefirieron competir en la zona asiática, donde existen equipos mucho más consolidados que en Oceanía, y esto se hizo pensando de cara al

Mundial de 2010.


Por ello, el conjunto ahora dirigido por el veterano entrenador Pim Verbeek está acostumbrado a un nivel de juego mucho más acorde al que supone un evento de tales características. La fase clasificatoria fue muy exitosa, habiendo desplegado un futbol muy eficaz. Pronto veremos si esta eficacia la consiguen trasladar al continente africano.



La estrella


Tim Cahill, mediocampista volante, es la revelación del equipo australiano. Militante en el Everton, se ha consolidado como la figura indiscutible del equipo de Oceanía, con 37 apariciones y 19 goles. Su rapidez y visión de juego se unen a su especialidad, los espacios cortos. Además, presenta una capacidad innata para sorprender en el juego aéreo, pese a su mediana estatura (1´78 m). Sin duda, será el referente para los socceroos.





El líder


Lucas Neill (Galatasaray) se presenta como el líder de los australianos. Su paso por la Premier League durante 15 años (considerada por muchos como las más competitiva y prestigiosa) es una garantía de seguridad para sus compatriotas. El defensa, actual estrella en el equipo turco tendrá como misión principal evitar los azotes de Alemania, Serbia o Ghana. Ardua tarea, pero no imposible. Su veteranía y experiencia lo avalan. Su juego fuerte y seguro lo convierten en una verdadera muralla para los rivales.


En Alemania 2006 ya fue protagonista, aunque de manera desafortunada, al provocar un penalti en octavos de final contra el italiano Fabio Grosso en el descuento. Aquella acción supondría el fin de muchos sueños australianos. Cuatro años después, el tiempo le ha dado una segunda oportunidad.

El conjunto de Verbeek es ahora mucho más sólido y Neill la pieza clave de la defensa. Veremos si segundas partes en el fútbol también pueden ser buenas.


El ausente


Australia es una de las pocas selecciones que ha sufrido bajas importantes.

El portero Brad Jones, suplente habitual del titular Mark Schwarzer, será la ausencia más destacada, aunque por circunstancias especiales. Su hijo de cuatro años ha sido diagnosticado con una grave enfermedad, y la FIFA ante estas circunstancias le ha otorgado un permiso especial para abandonar la que iba a ser su concentración en Sudáfrica.




Ojito con...


Harry Kewell es una de las alternativas de las que dispone Verbeek en el ataque. El ex del Liverpool sufrió una pubalgia esta temporada que le apartó de los terrenos de juego durante un largo período de tiempo. Ahora, ya recuperado, esperará su oportunidad para hacerse un hueco en el once inicial... y un jugador motivado suele ser muy peligroso para la defensa rival.




La veteranía de Brett Emerton, lateral del Blackburn Rovers, será otro de los pilares básicos en la zaga de los socceroos, y uno de los encargados en hacer llegar balones a la gran amenaza del equipo, Tim Cahill.

Pero especialmente, debería tratarse el desconocimiento o la indiferencia palpable en torno a esta selección. Ante Alemania, Serbia y Ghana, Australia parece tenerlo muy difícil, y las infravaloraciones finalmente podrían costarle caro a sus rivales.



El punto flaco


Las debilidades del conjunto australiano se concentran en el centro del campo. Allí se antoja muy difícil la distribución del juego ya que no existen jugadores que destaquen en esta faceta. La delantera podría verse inactiva si no se soluciona este problema, por ello, quizás los socceroos abusen del contragolpe, que ante una sólida defensa como la de Serbia podría ser terriblemente mortal y disiparía cualquier atisbo de esperanza para los de Oceanía.




Valoración experta


PORTEROS


Mark Schwarzer: 6

Adam Federici: 5


DEFENSAS


Scott Chipperfield: 5

David Carney: 6

Lucas Neill: 7

Michael Beauchamp: 6

Craig Moore: 5

Mark Milligan: 5

Luke Wilkshire: 6





CENTROCAMPISTAS


Mark Bresciano: 6

Tim Cahill: 7

Jason Culina: 5

Brett Emerton: 7

Richard Garcia: 6

Vince Grella: 6

Brett Holman: 6

Mile Jedinak: 5

Carl Valeri: 5

Dario Vidosic: 6


DELANTEROS


Josh Kennedy: 7

Harry Kewell: 7

Nikita Rukavytsya: 6



El pronóstico


Australia parece condenada a intentar lo imposible ante otras selecciones como Alemania o Serbia. En teoría es la más débil en este grupo D, pero como ya se sabe, en el futbol puede pasar de todo, y aun siendo un equipo que se encuentra en construcción puede generar a otras selecciones bastantes problemas. No olvidemos que Australia fue una de las grandes tapadas en el mundial de 2006, y que tan solo un penalti en el último minuto les privó de su pase a cuartos de final. Este año esperan superar esa gesta, que a simple vista para muchos sería prácticamente imposible. De momento la suerte no les acompañó en el sorteo de la fase de grupos. Pronto veremos si sobre los terrenos de juego es otra historia.



El entrenador



Pim Verbeek ha sido acusado en ocasiones de ofrecer al aficionado un juego aburrido y monótono. Sin embargo, es indiscutible la eficiencia que ha obtenido en la fase clasificatoria para el Mundial, ganando ocho encuentros consecutivos y logrando dejar la portería australiana imbatida en siete de ellos.



El ex ayudante de Guus Hiddink buscará dar la sorpresa en esta cita de Sudáfrica 2010. Ante su conjunto se encontrarán selecciones muy competitivas, pero su proyecto ya ha dado buenos resultados desde la marcha de Hiddink. Y si hay algo indispensable en una competición de tales características son, a la larga, los resultados. Que se lo digan a la actual campeona del mundo....


UNA X UNA: Bielsa y once más

No es ningún secreto que la selección chilena de fútbol sigue al detalle la pauta que marca su entrenador, el argentino Marcelo Bielsa. Nombrado seleccionador en Agosto del 2007, Bielsa ha conseguido hacer de su equipo un bloque integrado, en el que reina el buen ambiente y el envidiable toque maestro, y al que ha llevado él solito al 18º puesto del ránking FIFA. De récord.




¿Cómo llega?



La otra roja está atravesando por su particular momento de resurrección. Y es que tras el bronce cosechado en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, el combinado chileno cayó en desgracia. El progresivo adiós a la selección de hombres como Marcelo Vega, Iván Zamorano o Marcelo Salas extrapoló en sendos bochornos, como los recabados en las respectivas Copas América de 2001, 2004 y 2007, o en las fases clasificatorias para los Mundiales de Corea y Japón 2002 y Alemania 2006. El equipo parecía hundirse hasta puntos insospechados, pero entonces llegó Bielsa, con ese maravilloso tacto que ya le hizo grande con la selección argentina y que le evoca como uno de los mejores técnicos del mundo. Devolvió las ganas, el pundonor y la fe a un sentir totalmente descarriado para recobrar el reconocimiento internacional y conseguir la clasificación para Sudáfrica. Los amistosos de preparación también lo han aseverado. Ésta Chile es otra.


La estrella


Siempre y cuando le apetezca y su temperamento no se lo impida, el centrocampista Jorge, El Mago Valdivia está llamado a ser el auténtico director de orquesta del equipo. Su destreza con el balón es encomiable, su capacidad para destacar tanto en el centro del campo como en la mediapunta, soberbia, su visión, única, y sus dotes de mando, vitales. En cambio, su afán por recrearse en la mala vida, la fiesta desenfrenada y sus confesas broncas le han martirizado quizás demasiado duramente. Por ello, no es de extrañar que su deplorable irregularidad supere en ocasiones su habilidad con el esférico. Últimamente parece estar asentando la cabeza. De ello dependerá en gran medida el futuro chileno en la competición.


El líder


No hay mejor líder para un combinado que su capitán. Que su hombre más disciplinado, más motivador, más seguro. Más convincente. En el combinado chileno, esta responsabilidad recae en su guardameta, el portero de la Real Sociedad Claudio Bravo, auténtico portento y valladar del bloque y considerado, junto al brasileño Julio César, el mejor portero del continente americano. Dirige, ordena y coloca a sus hombres con una destreza pasmosa. Destila seguridad y confianza de pies a cabeza. Y no es para menos.


El ausente


Marcelo Bielsa no se ha dejado aplacar por la actitud punzante de la prensa chilena, pionera de una funesta campaña para la reinserción en el combinado de hombres talentosos y con peso en el combinado como son el correoso mediapunta del Flamengo Claudio Maldonado o el jovial centrocampista Luis Jiménez, y ha preferido seguir apostando por la tenacidad y perseverancia que aseguran ese bloque que con tanto mimo ha logrado formar, y en el que tampoco parece tener cabida, para desconcierto generalizado, el joven meta Cristopher Toselli, que a sus 22 años, pese a haberse convertido en todo un fijo en las convocatorias de Bielsa hasta la fecha, se quedará en la cuneta en beneficio del veterano Luis Marín, circunstancia similar a la sucedida con el lateral Roberto Cereceda, que tampoco será de la partida.




Ojito con...

La selección chilena contará con diversos flancos abiertos a seguir. Por un lado, habrá que observar hasta dónde puede llegar la habilidad goleadora del Chupete Suazo, exponente mayoritario de la salvación final del Zaragoza, o del talentoso extremo del Udinese Alexis Sánchez, mientras que por otro, será preciso comprobar si, de una vez por todas, hombres cómo Matías Fernández o Mark González pueden llevar a cabo su eclosión definitiva. Además, el Mundial será el momento perfecto para que se dejen ver los grandes jóvenes valores chilenos, léase Mauricio Isla o Jean Beausejour. Mucho cuidadito con ellos.


El punto flaco


En numerosas ocasiones, al combinado de Bielsa le traiciona la ansiedad y el nerviosismo. Ese anhelo tan constante como intranquilo por mantener el resultado o anotar un tanto. Sobre todo, cuando con el transcurrir del juego, el cansancio comienza a hacer mella. El elenco chileno deberá aprender a controlar su carácter si quiere hacer algo grande en la competición.



Valoración experta


El grupo de redactores de la página ha calificado a Chile del siguiente modo:



PORTEROS

Claudio Bravo (Real Sociedad, ESP): 7
Miguel Pinto (Universidad, CHI): 6
Luis Marín (Unión Española, CHI): 6

DEFENSAS

Pablo Contreras (PAOK, GRE): 6
Ismael Fuentes (CD Universidad Católica, CHI): 6
Gary Medel (Boca Juniors, ARG): 7
Gonzalo Jara (West Bromwich, ING): 7
Waldo Ponce (CD Universidad Católica, CHI): 6
Arturo Vidal (Bayer Leverkusen, ALE): 6

CENTROCAMPISTAS

Carlos Carmona (Reggina, ITA): 7
Mauricio Isla (Udinese, ITA): 8
Marco Estrada (Universidad, CHI): 6
Matías Fernández (Sporting Lisboa, POR): 7
Gonzalo Fierro (Flamengo, BRA): 7
Rodrigo Millar (Colo-Colo, CHI): 6
Rodrigo Tello (Besiktas, TUR): 6
Jorge Valdivia (Al-Ain, EAU): 8

DELANTEROS

Jean Beausejour (América, MEX): 7
Mark González (CSKA de Moscú, RUS): 7
Fabián Orellana (Udinese, ITA): 7
Esteban Paredes (Colo-Colo, CHI): 7
Alexis Sánchez (Udinese, ITA): 8
Humberto Suazo (Monterrey, MEX): 7


El pronóstico


Si el decurso del grupo es el esperado, Chile está llamada a disputarse el segundo puesto del grupo con la incombustible Suiza, toda vez que, España ocuparía el primer lugar. Pero en esto del fútbol es sabido de sobra que las cosas pueden dar muchas vueltas.




El entrenador

Marcelo Bielsa ha cambiado por completo la cara al equipo chileno. La nación ahora se arquea en un positivismo más que esperanzador, adulando sin tapujos al hombre que les ha llevado a un juego directo, sencillo, bonito y encomiable. Al pionero del resurgir chileno, al mismo hombre que les está guiando correctamente hacia una grandeza venidera. Sus chicos confían y creen en él a todos los efectos. El país, igual. Y no es para menos.