Sin embargo, una nueva generación de futbolistas uruguayos ha explotado, haciendo olvidar a la decepcionante hornada anterior, muy prometedora en sus comienzos pero un fracaso en su madurez, conformada por algunos proyectos de estrella frustrados como Recoba, Regueiro o Diogo. El gran referente de esta nueva generación no es otro que Diego Forlán, reconocido a nivel mundial como uno de los mejores arietes del planeta, icono uruguayo, que encara la recta final de su prolífica carrera deportiva después de haberse proclamado en dos ocasiones máximo artillero del fútbol europeo, una de ellas con el Villarreal, donde ha sido semifinalista de Liga de Campeones, y otra en el Atlético de Madrid, con el que ha conquistado la UEFA Europa League. Como se puede observar, una trayectoria impecable, adornada además por su paso por el Manchester United, con más pena que gloria, eso sí. El único punto negro en la trayectoria de Forlán han sido sus continuados fracasos con la selección nacional. Y es que en los últimos años 'la celeste' tampoco ha carburado ni siquiera contando en sus filas con un delantero como él, sumando batacazo tras batacazo en sus citas internacionales. Pero ahora, Diego parece haber encontrado al socio ideal en un chico menudo de veintitrés años que ha deslumbrado en la Eredivisie en las filas del Ajax. Luis Suárez, surgido de la fecunda cantera del Nacional, ha maravillado en Holanda desde que tomase tierra hace más de tres años, y, con su habitual sagacidad, Tabárez le ha mimado concienzudamente en los meses previos al Mundial para hacer de él una pieza básica en el esquema charrúa y un complemento para Forlán, urgido desde hacía tiempo de un compañero de andanzas en la delantera. El trabajo del seleccionador uruguayo ha tenido recompensa y ahora Suárez ha estallado en plena cita mundialista, dando lo mejor de sí mismo y haciendo que toda la selección celeste lo dé.
Buena prueba de ello ha sido el choque de octavos de final que ha medido las fuerzas de los sudamericanos y de uno de los dos supervivientes asiáticos, Corea del Sur. Era el momento de calibrar verdaderamente el nivel del combinado nacional uruguayo, que rayó a un altísimo nivel durante la fase de grupos, pero que no se había confirmado hasta entonces como un conjunto resolutivo en citas de eliminación directa. Pero si que lo fue. Pese a un inicio irregular del encuentro, en el que los coreanos estuvieron cerca de abrir el marcador merced a un magistral libre directo botado por Park-Chu Young que se estrelló en la madera, los charrúas consiguieron estabilizar el ritmo del partido a su interés, confiando en la inspiración de su tridente ofensivo, Suárez, Forlán y Cavani. No tardó en llegar, pues cuando apenas se habían disputado ocho minutos de partido, Luis Suárez remató en el segundo palo un gran centro de Forlán desde la derecha que no acertó a atajar Jung-Sung Ryong. A pesar del gol, los asiáticos se repusieron y comenzaron a encerrar a la selección celeste, que se sustentaba gracias a la seguridad de su capitán Lugano y su compañero de zaga Godín, muy contundentes en el corte en cada acometida de los coreanos. Los dos flancos mayores de peligro los constituyeron, durante toda la primera mitad, los dos laterales, Cha-Du Ri y Lee-Young Pyo, que se prodigaron en ataque con gran frecuencia aunque sin suerte.
Tras la reanudación, el balón siguió siendo coreano, y las ocasiones, también. Sólo el desacierto de la selección oriental hizo que Uruguay mantuviese su ventaja durante el primer cuarto de hora. Finalmente, el tanto del empate llegó, probablemente, en una de las jugadas con menos peligro y elaboración de Corea, tras un centro al área mal despejado por la zaga sudamericana que aprovechó Lee-Chung Yong para cabecear a las mallas ante la salida defectuosa de Muslera. Corea había empatado con todo merecimiento y quedaban veinte minutos para empezar de nuevo, con el encuentro igualado. No obstante, Uruguay siguió sin reaccionar tras el tanto recibido y Corea volvió a tomar la iniciativa, amenazando con remontar el encuentro en el tiempo restante. Pero cuando más arreciaba la tormenta sobre los charrúas, apareció Luis Suárez, a la salida de un córner, para fabricar una obra maestra de disparo que se coló pegando en la cepa del poste largo de Jung-Sung Ryong a falta de apenas diez minutos para la conclusión. Corea no pudo digerir el golpe y pululó por el terreno de juego sin rumbo fijo hasta el final, aunque tuvo también su oportunidad, que no aprovechó Lee-Dong Gook ante Muslera con un disparo muy deficiente. Ahí se acabó el encuentro.
Así, con este 2-1, el combinado nacional de Uruguay regresa a unos cuartos de final de la Copa del Mundo cuarenta años después, donde se verá las caras con la gran revelación del torneo, Ghana. Uruguay volverá a rememorar viejos tiempos.
Buen trabajo compañero, aunque Forlán sea de la quinta de Regueiro o Diogo. Parece que Luis Suárez te ha dado con un canto en los dientes. En todo caso, genial!
ResponderEliminarSí si son de la misma quinta, cierto, pero me refiero a que Forlán sigue a gran nivel con la nueva generación, y de los otros ya ndie sabe nada. Sí si, Suárez, uff, no es malo el chico jaja.
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